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Quizás, solo quizás escribimos los valientes que se atreven a recordar

jueves, 29 de septiembre de 2016

Ella dormirá llorando

Ella no para de llorar, una etapa en su vida se cerró, un hombre bueno no la supo amar.
Amigos... para eso estamos, para ayudar a levantar cuando uno se cae, para abrazar cuando se necesita que el alma se mantenga dentro del cuerpo.
La veo llorar y me desarma, sé muy bien lo que siente, yo ya lo pasé, no hay salida para un dolor tan grande, solo esperar que el tiempo pase, y te canses de llorar, de extrañar, y aprendas a amar con el corazón libre. Escucho su historia y se asemeja a la mía, por primera vez sé que siente el otro, sé que no hay palabras que merme tanto dolor; es inútil pero aun así lo intento. –“La vida no se termina”, “hay mucha más vida por vivir”, “el mundo no se termina en él”,” la vida da mil vueltas”. ¿Acaso yo me escucharía si me dijera eso?  Así hubiese venido el ángel Gabriel a decirme que todo iba a estar bien, no se lo hubiera creído. Ella solo se culpa. - “si no hubiese dicho esto”,” si no hubiese hecho lo otro” –“Amiga, somos humanos y nos equivocamos”. Quisiera que ella sepa que es excelente, pero no lo ve, no ve su brillo, esta ciega por las lágrimas.  Dos menos cinco, llega el batallón de amigos como refuerzos; los veo todos juntos, como la frase “todos para uno”, y recuerdo que cuando sufrí me quedé callado, no sé por qué no les confié mi dolor, tal vez hubiese sido más ameno, la verdad, ya que más da. Miro mi celular y en una de las redes veo que alguien subió una foto con el amor que renuncio a mí, casi burlona la vida, en mi corazón algo me duele, todavía el amor habita en mí. Pasan unas horas, comemos un poco de helado para acompañar y nos distraemos con otros temas hasta que el reloj marca las cuatro menos veinte, nos volvemos cada uno a dormir. Volví a mi casa, cansado oré y decidí leer la biblia, al finalizar me senté en la computadora e hice catarsis de mi impotencia sobre el corazón partido de mi dulce amiga, mientras yo escribo y procedo marcharme a dormir, sé muy bien que ella aún está llorando, llorará hasta caer desmallada en un débil sueño, le falta un largo camino por andar. Por mi parte, decidí plantar bandera blanca a mi pasado, ya no quiero vivir con miedo, si algo tiene que doler que duela, así me toque quedar cara a cara nuevamente con mi viejo amor, ya no volveré a caer nunca más.