Caminos, Sueños y vos

Desde el momento en que nacemos comenzamos a trazar caminos por medio de pequeñas decisiones, aparentemente insignificantes, pero estas pequeñas decisiones nos van llevando a esas elecciones que nos marcan y cambian la vida para siempre.

Desde ese instante que te vi supe que te elegiría para siempre, como también sabía que estaba eligiendo un camino difícil, donde un dolor que jamás había experimentado invadiría todo mi ser a la hora de tu partida; y así fue, como mis decisiones una tras otra, buenas o no, no importa, porque el tiempo sigue su curso, fueron las que me llevaron a quedarme atrapado en el lugar más feliz de mi vida hasta ahora, completamente triste ya que te habías marchado, y yo me había quedado esperándote, donde la vida pasaba por mi lado, viviéndote en recuerdos o en cada cosa que guardé de ti… una y otra vez, día tras día, buscando tu sonrisa, tu cabello, tu nariz, tus sueños, tus anécdotas, tus anhelos, cualquier cosa que me haga regresar a ti; y eso es lo único que me queda de ti ¿puedes creerme? recuerdo todo; recuerdo cuando quedaba mirando tus ojos mientras te abrazaba y pensaba, “no puedo creer con quien estoy, un alma tan buena me eligió a mí”, solo  pienso en todas las veces que te dije que te amaba, cuantas veces pude demostrarlo, cuantas veces pude amarte así, me pregunto si guardaras mis cartas y si en ellas están las palabras correctas que demuestran lo mucho que te amé y lo mucho que te amo, para que un día abras tu cajón y puedas leerlo una vez más, sueño con un día poder decírtelo, solo una vez más.

Las lágrimas ya casi han desaparecido al recordarte, pero el dolor queda prisionero en mi alma, un alma que guarda luto e intenta avanzar con los recuerdos, recuerdos que no se esfumaran, recuerdos que son míos y solo míos, recuerdos de decisiones que marcaron un antes y un después en mi vida, con un propósito que solo Dios lo conoce. Esto solo son momentos donde el corazón quiere regresar y debo aceptar que solo es el pasado… con esto, quiero decir que ya no te espero, porque nunca te has ido y nunca te irás, porque vas a la izquierda de mi pecho y muy dentro de mi alma, acompañándome en cada decisión. Y si un día llegas a leer esto y decides regresar, no podrás encontrarme, porque elegí avanzar, ya he abandonado esos viejos lugares del pasado, hoy tendrás que alcanzarme entre mis metas y sueños que voy creando; ahí si estaré, dispuesto a abrazarte y sonreírte así como sonrió cada vez que te pienso, deseoso de crear una nueva amistad compartiendo caminos.