Hoy me desperté inspirado y
sincero, me desperté sin ganas de mentirme a mí mismo sobre los sentimientos
que escondo en mi pecho, como si la sonrisa no me delatara, o el brillo de mis
ojos al contemplar su efímera presencia y mis manos tratando de alargar cada
nueva despedida. De haber sabido antes lo que era el amor, hubiese huido, me
hubiese marchado cual cobarde, como siempre lo hice, dejando el corazón en la
puerta, sin arriesgar, pero es muy tarde para dar marcha atrás, muy hermoso
para el arrepentimiento. Recuerdo claramente esa noche que me aleje con el corazón
en la puerta, estaba seguro, fue fácil, y ambos habíamos entendido que era lo
mejor separarse, abandonándolo todo en silencio, como la canción más dulce jamás
cantada, pero cada nota se arriesgó a ser tocada, como una loca y apasionada canción
de amor, liberando al corazón en una melodía improvisada que acabo en desastre,
un hermoso desastre. Ya nadie puede escuchar su melodía, ni creo la recuerden, aunque
quedaron unas notas volando, pocos la pueden escuchar, notas que he escuchado
al recorrer ciertas calles, o leer viejos murales, también vienen a mí al oler
ese perfume que me eriza la piel y cuando veo la lluvia caer recordando ese
beso que jamás se dio, al cerrar los ojos escucho esa canción, mi corazón jamás
la ha olvidado.
.
Quizás, solo quizás escribimos los valientes que se atreven a recordar
domingo, 8 de enero de 2017
viernes, 6 de enero de 2017
El Ello, el Yo y el Súper Yo
El Ello, siempre tan torpe, tan instintivo, por su culpa
caigo y vuelvo a caer, por suerte para mí, Dios me agarra de la mano y no me
suelta más, así hace con sus hijos, siempre cerca, disciplinándolos cuando
tiene que, y dejándolos que tropiecen cuando necesitan aprender una lección nueva,
o la misma, una y otra vez; ya lo veo mirándome compasivamente diciéndome, “te
puedo guiar, pero está en vos escucharme o no, pero recuerda, cada tropiezo
tiene su dolor y consecuencia”.
Si el Yo no fuese tan ansioso, tan inocente, tan fantasioso,
tan desobediente, lanzándose a la primera sonrisa, si tan solo escuchara al Súper
Yo, ese Súper Yo que de súper no tiene nada, ya que en un descuido el Yo y el Ello
lo amordazan y queda cautivo por días, dejándome tirar al vacío sin paracaídas…
que sería sin Dios que con brazos abiertos me rescata una y otra vez, sin
importar que tanto he desobedecido, sin importar nada, me toma como su hijo prodigo
y me llena de riquezas y me escucha una vez más que no le volveré a fallar,
cuando sabe bien que volveré a flaquear, volveré a traicionar su amor, cayendo
hasta al profundo abismo, donde solo él me espera para rescatarme de nuevo,
acomodando todas las piezas de mi corazón, dejando en armonía, mi Ello, mi Yo Y
mi Súper Yo!
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)