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Quizás, solo quizás escribimos los valientes que se atreven a recordar

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Oveja perdida

Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Si quisiera poner en palabras lo que este simple versículo describe mi vida, no me alcanzarían las horas para detallarlo, pero puedo escribir de todas formas una pequeña idea de cuanto se refleja en mi vida.
 Cuando Jesús se refiere a nosotros como ovejas, creo que hace esa comparación por lo tontas que son, y ¡sí! somos tontos, si nos ponemos a mirar detalladamente nuestro pasado, ¿Cuántas veces hemos cometido el mismo error? Solo alguien tonto podría tropezar múltiples veces con la misma piedra, en mi caso yo no me tropiezo, yo cabeceo la piedra hasta caer vencido por mi necedad e idiotez, y solo ahí tendido en el suelo, miro los cielos y escucho su voz. Es loco saber que él está ahí sin importar tu pecado, sin importar cuantas veces te dijo no lo hagas, sin importar cuantas veces desobedeciste; él te habla, aun cuando has caído en el mismo agujero, cuando debías haber aprendido a la primera, o a la segunda, o a la tercera, él no se cansa de enseñarte ni de buscarte. ¿cuán hundidos en el pozo debemos estar para aceptar su ayuda? ¿Cuál es la necesidad de volver por los caminos donde te extraviaste? ¿acaso creemos que va a cambiar el resultado cuando la suma del error es la misma? Paremos, paremos de pensar que podemos solos, que no necesitamos guía, que lo que codiciamos de mala fe en nuestros corazones está bien, solo porque tenemos la excusa de que así lo sentimos, solo porque nuestras intenciones son buenas y no lastiman a nadie; el error está en creer que por arriesgarnos solo a nosotros está bien… y no lo está, porque nunca te afecta solo a ti, cada mal accionar tiene su consecuencia, tal vez no lo veas, hasta puede que ni si quiera te afecte a vos mismo y creas que todo sigue igual, que tus acciones están bien, pero tus acciones van corroyendo poco a poco a tu entorno, y el pecado más silencioso es el que deja consecuencias irremediables. Nunca te lastimas a ti mismo tropezándote con esa piedra una y otra vez, también deshonras el nombre de Dios y de su hijo que murió por nuestros pecados.

 Es doloroso para mi ver cuán ciego estaba y cuan hundido estoy ahora, como lastime a personas que no lo merecían, como deje el nombre de mi pastor; pero nunca es tarde para darse cuenta, siempre su mano estará ahí para levantarte y darte apoyo, la culpa y el miedo solo te alejan de cristo, rompe los engaños del enemigo, entrégate como yo lo hice, vuelve a empezar cuantas veces lo necesites hacer, guíate de esa voz que nos dejó escrita y a nuestras manos servida, nunca olvides lo que dejaste atrás, para poder honrar a Dios en el camino que nos espera.

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